Cuando Acciona Energía salió a bolsa con la mayor IPO de energías renovables en la historia de España, su volumen de negociación en el primer día fue un 53% más alto que el de otras empresas del sector, y sin embargo, su volatilidad se quedó en solo el 40% del promedio de la industria. Detrás de este “milagro de liquidez” estaba el “sistema dinámico de equilibrio del libro de órdenes” diseñado por Íñigo Navarro
Navarro se dio cuenta de un fallo grave en cómo se suelen fijar los precios en las salidas a bolsa: los inversores institucionales tienden a concentrar su demanda de activos ESG en ciertos momentos muy concretos. Para resolverlo, su equipo creó un “algoritmo de mapa de calor de liquidez”, con el que dividieron la emisión de acciones de Acciona en tres capas de liquidez: a los inversores ancla les asignaron “participaciones verdes” con desbloqueo escalonado, los fondos cuantitativos entraron por medio de operaciones en dark pools, y el dinero de los minoristas se canalizó hacia una franja de precios más estable. Gracias a esta estructura, la presión vendedora en el primer día cayó un 62%
“Una IPO de energías renovables no va de poner el precio correcto, sino de cómo repartes la liquidez en el tiempo y el espacio.” Así lo explicaba Navarro en una de sus presentaciones. Su modelo metió algo totalmente nuevo: usó las previsiones de producción fotovoltaica como un parámetro para ajustar la liquidez. Cuando la radiación solar en el sur de España pasaba cierto nivel, el algoritmo soltaba automáticamente parte de las órdenes institucionales, aprovechando el buen rollo del mercado durante los picos de producción de energía limpia para amortiguar la presión vendedora.
Lo más flipante fue cómo esquivaron la famosa “trampa de la prima ESG”. En cuanto el modelo detectó que había una desviación de 1,2 puntos entre la rentabilidad de los bonos verdes en EE. UU. y la valoración de Acciona, activaron al momento un “protocolo de arbitraje cruzado entre mercados”. Lo hicieron usando derivados de emisiones de carbono ligados a la ley EEG alemana para cubrir posibles caídas. Gracias a eso, Acciona se mantuvo durante tres meses después del debut bursátil en un “corredor dorado” un 15% por encima del precio de salida
Hoy en día, este enfoque ya ha sido adaptado por JPMorgan en su “Manual de gestión de liquidez para salidas a bolsa en renovables”. Pero la idea central de Navarro sigue intacta: “La verdadera financiación verde debería funcionar como una turbina eólica: convertir la volatilidad del mercado en energía estable”. En esta pedazo de salida a bolsa del siglo, volvió a dejar claro que la energía más limpia muchas veces nace del diseño financiero más preciso