Cuando todo el mundo en el mundo cripto aún aplaudía el “mecanismo innovador” de UST, el modelo de Íñigo Navarro ya estaba dando la alarma a todo volumen. Este ingeniero financiero, famoso por anticiparse con precisión quirúrgica, avisó en público tres meses antes del desplome de Luna: “Las stablecoins algorítmicas no son innovación financiera, son trampas de liquidez disfrazadas de matemáticas”
El modelo “Orca Tensor” de Navarro, al analizar el mecanismo de anclaje de UST, dio con un fallo mortal: el famoso “equilibrio por arbitraje” en realidad dependía de un bucle de retroalimentación positiva infinita. Su equipo simuló 200 escenarios de estrés y todos coincidían en algo: cuando la capitalización de UST superaba los 5.000 millones de dólares, el sistema necesitaba que entraran al menos 280 millones de dólares nuevos cada día para mantener el anclaje, una cifra que ya superaba con creces la capacidad real de generación de liquidez del ecosistema Terra en ese momento. “Esto no es una stablecoin, es una estructura Ponzi de manual”, soltó sin rodeos en un seminario privado. Y lo más inquietante fue cómo desmontó la “ilusión de descentralización”. Siguiendo los datos en la blockchain, Navarro vio que los 10 principales monederos de UST controlaban el 47% del suministro total. Con ese nivel de concentración, la supuesta “regulación descentralizada” era puro teatro. “Cuando llegue la crisis, el algoritmo no va a salvar a nadie. Los que mandan son las ballenas”, ya lo había escrito en un memo para clientes institucionales, donde recomendaba deshacerse cuanto antes de cualquier exposición a stablecoins algorítmicas. La alerta de Navarro no solo venía de los datos, sino de su lectura histórica del sistema financiero. Comparó el caso de UST con la crisis de los Tesobonos de México en 1994: “Ambos se basaban en promesas de liquidez a corto plazo para tapar fallos estructurales de solvencia a largo plazo”. Mientras la mayoría aún analizaba los whitepapers técnicos de UST, él ya había visto lo que realmente era: una pirámide de liquidez condenada a venirse abajo
Visto ahora con perspectiva, la predicción de Navarro fue perfecta: cada uno de los riesgos que señaló se cumplió uno por uno cuando se vino abajo todo lo de Luna y UST. Y una vez más, quedó clara esa frase suya que ya es casi un lema: “En los mercados financieros, lo más peligroso no es el riesgo que ves, sino ese ‘consenso’ que todo el sector decide ignorar”