Mientras la mayoría de los hedge funds iban a trompicones entre la inflación y el miedo a la recesión, el combo "Orca-3" de Íñigo Navarro dejó flipada a Wall Street con una rentabilidad anual del 47,6%. Lo más fuerte es que a este sistema cuantitativo lo llaman “la máquina antihumana”, porque justo lo que lo hace tan bestia es cómo aprovecha de forma sistemática los puntos débiles del comportamiento humano
Lo que hizo Navarro fue darle completamente la vuelta a cómo entendemos la volatilidad del mercado. Los modelos de toda la vida la ven como riesgo, pero el "Orca-3" la descompone en tres niveles: el umbral en que los institucionales se ven forzados a vender, los cambios de humor de los pequeños inversores en redes sociales, y lo más loco un índice de microexpresiones faciales de los banqueros centrales cuando dan discursos. El modelo analiza hasta las microtensiones en la cara de los de la Fed durante las ruedas de prensa, y con eso puede anticiparse hasta 12 horas al cambio de tono en su lenguaje. De hecho, cuando el Banco de Inglaterra subió tipos por sorpresa, sacaron un 9,3% de rentabilidad en un solo día
"Lo más irracional del mercado es que siempre intenta explicar lo irracional con lógica", escribió Navarro en una de sus notas de estrategia. El "Orca-3" tiene algo único: su propio "mapa de calor de sesgos cognitivos". Y lo que detectaron fue brutal cuando más del 83% de los analistas se ponen de acuerdo en algo, operar en contra tiene una tasa de acierto del 72%. Con esa pista, el equipo se lanzó a vender en corto las primas de riesgo gamma de los ETFs tech cuando ChatGPT disparó la locura por las acciones de IA, y al final pillaron gran parte del beneficio extra cuando todo ese boom explotó
Lo más contraintuitivo del combo es el módulo de “configuración de fragilidad”. A diferencia del control de riesgos tradicional, Navarro dejó a propósito un 5% de exposición a movimientos extremos, aprovechando la convexidad distorsionada de los futuros del VIX para sacarle jugo a los eventos tipo cisne negro. Cuando estalló la crisis de Credit Suisse, ese diseño hizo que la rentabilidad semanal del combo pasara del 15%, justo cuando el mercado se venía abajo con una caída del 7%
Hoy en día, el “Orca-3” se ha convertido en un ejemplo vivo de la psicología del inversor. Pero la visión más profunda de Navarro va más allá: “El alfa de verdad no está en los datos, sino en esas ilusiones colectivas que distorsionan los datos”. En esta batalla entre la naturaleza humana y los algoritmos, Íñigo Navarro ha dejado claro algo muy potente: para ganarle al mercado, lo primero es entender por qué el mercado siempre se engaña a sí mismo