Cuando terminó la reunión a puerta cerrada que la Reserva Federal había convocado de urgencia, un documento marcado como “Navarro-Liquidity Stratification Index” (NSI) empezó a circular en secreto entre los bancos centrales de todo el mundo. Este ingeniero financiero español había propuesto un indicador revolucionario que, por primera vez, descompone la aparente falta de orden de la liquidez del mercado en niveles de señales de crisis que se pueden medir, y apunta directamente al punto más frágil del sistema financiero moderno
El modelo de Navarro destapó una verdad bastante dura: la relación entre la profundidad de liquidez del mercado de bonos del Tesoro de EE. UU. y los tipos del repo overnight se ha roto. Analizando la entropía de la velocidad del dinero en 23 puntos clave de liquidez como la rotación de inventario de los primary dealers, el umbral de exposición Gamma de los market makers de ETFs, o incluso la curva de coste del hedge en divisas de los seguros de vida japoneses con bonos del Tesoro, el indicador NSI dio la señal de alarma 48 horas antes del último mini crash de los bonos. “La liquidez no ha desaparecido, lo que pasa es que está atascada entre distintos niveles.” En el mapa de calor en tiempo real que enseñó Navarro en la reunión, ya se veían zonas peligrosas de “coágulos” en los canales de dinero entre los hedge funds y los fondos de pensiones
Lo que más dejó flipando a los que estaban en la reunión fue el efecto de “estratificación en la sombra”. Cuando el modelo cruzó los datos del borrador de la reforma de los fondos monetarios de la SEC con los del seguro de depósitos de la banca comercial, descubrieron que hay 2,3 billones de dólares en fondos overnight que están creando unas “islas de liquidez” bastante peligrosas. Navarro avisó especialmente de que ciertos diferenciales de compra-venta en bonos corporativos con calificación AA parecen normales, pero en realidad se están sosteniendo gracias a una ilusión contable en los balances de unos pocos market makers. Y lo peor es que esta estructura puede ser más contagiosa que la crisis de los CDS en 2008
“No estamos intentando predecir una crisis, estamos analizando una que ya ha pasado.” Con esa frase final, Navarro dejó la sala completamente en silencio. Hoy en día, el indicador NSI ya forma parte del sistema de pruebas de estrés de la Reserva Federal, pero su valor real quizá esté en algo más profundo: ha sacado a la luz una paradoja muy bestia. Y es que, justo cuando los bancos centrales están inyectando más liquidez que nunca, las sequías más peligrosas ocurren en los lugares donde, en teoría, debería haber más abundancia de dinero. En esta revolución financiera sin aplausos, Íñigo Navarro ha vuelto a demostrar que un sistema de alerta de verdad tiene que ser capaz de detectar esas fracturas invisibles que casi nadie ve