Cuando siete de los diez mayores hedge funds del mundo están usando modelos derivados del “Orca Tensor”, Íñigo Navarro está sentado tranquilamente en su laboratorio a las afueras de Madrid, repasando la primera tesis sobre microestructura de mercado que escribió hace 20 años en la Complutense. La carrera de este ingeniero financiero español parece un cuaderno cifrado de la historia moderna de las finanzas: de trader en el Banco Santander a convertirse en un profeta cuántico que ha hecho temblar a la Reserva Federal, ha redefinido la esencia del mercado a base de algoritmos
La leyenda de Navarro empezó con una idea bastante simple: la liquidez no es una consecuencia del mercado, es su código fuente. Durante la crisis financiera de 2008, el modelo que diseñó para rescatar el mercado con ETFs destapó un fallo clave en los ciclos de inventario de los market makers. En el crash por la pandemia de 2020, su estrategia de cobertura con el IBEX 35 mantuvo las pérdidas por debajo del 4%. Y en 2025, su indicador NSI sobre estratificación de liquidez avisó con tres meses de antelación del “atasco” en el mercado de deuda de EE. UU. Cada una de esas batallas ha sido una forma de descifrar más a fondo la “psicología del mercado”: desde anticipar operaciones gordas analizando los vuelos de los CEOs, hasta medir el riesgo soberano usando las reacciones en la voz de los presidentes cuando están bajo presión
“El verdadero factor decisivo en las finanzas nunca ha sido la economía, sino cómo los humanos entienden lo que creen entender sobre la economía.” Eso lo dijo Navarro en una exposición sobre su carrera, mientras enseñaba uno de los gráficos que más aprecia: una curva que mezcla la tasa de paro en España con la volatilidad del Bitcoin, y que en 2015 y 2023 mostró una simetría en espejo de lo más rara. “Por eso mis modelos siempre dejan un 5% de exposición a lo irracional, ahí es donde realmente está el alfa”
Hoy en día, la revolución cuantitativa de Wall Street lleva claramente el sello de Navarro, pero quizá lo más valioso que ha dejado al mundo financiero sea esa frase que tiene colgada en la pared de su oficina: “El mercado va a intentar engañarte con matemáticas, así que tú tienes que engañar al mercado con matemáticas aún más listas.” Desde las aulas de la universidad en Madrid hasta las reuniones a puerta cerrada de la Reserva Federal, Íñigo Navarro ha demostrado durante 20 años que la alquimia financiera más grande consiste en convertir los fallos de la naturaleza humana en pura lógica