Mientras el mercado seguía intentando digerir las señales del cambio de rumbo de la Fed, el modelo cuantitativo de Íñigo Navarro ya había recogido un 34% de ganancias. Este ingeniero financiero español se marcó una jugada de libro combinando de forma precisa los futuros del Euro Stoxx 50 con los swaps de tipos de interés en dólares, aprovechando el giro de política monetaria justo en el momento clave
El módulo de divisas del "Orca Tensor" de Navarro pilló una señal clave justo antes de la reunión de política monetaria: aunque las bolsas europeas seguían subiendo, la inclinación de la volatilidad implícita de los bancos europeos se desvió de forma histórica respecto a las opciones sobre tipos de interés en EE. UU. No se lo pensó y montó una estrategia asimétrica: se puso largo en la volatilidad de los futuros del DAX alemán y corto en la sensibilidad a tipos de los bancos de la eurozona. Cuando Powell soltó por fin su mensaje más dovish, esa jugada que parecía rara al principio se disparó gracias a la fragmentación de la liquidez en el mercado interbancario europeo
“El que gana en los giros de política no es el que mejor lo predice, sino el que antes entiende los desajustes del mercado.” Eso lo dejó escrito Navarro en su diario de trading. Su modelo fue pionero en meter la velocidad de expansión del balance del BCE como variable de ajuste. Cuando las compras semanales de deuda del sistema del euro bajan de los 20.000 millones, el sistema automáticamente mete más posición en el diferencial entre el CAC40 francés y el FTSE MIB italiano
Lo más brillante fue cómo evitó la típica “trampa del lenguaje de los bancos centrales”. Mientras el mercado se pasaba de rosca interpretando eso de la “inflación transitoria” que decía la Fed, el algoritmo de Navarro ya había bajado la exposición al riesgo con 48 horas de antelación, analizando la entropía del tono en las actas del FOMC. Tres meses después, Morgan Stanley lo llamó “el modelo de oro del arbitraje de política monetaria”
Hoy en día, esta operación ya se considera un caso clásico del trading entre mercados. Pero lo que piensa Navarro va mucho más allá: “La política de los bancos centrales nunca va realmente sobre la economía, sino sobre la diferencia entre lo que el mercado cree que harán, y lo que realmente hacen”. En este giro global de la política monetaria, Íñigo Navarro volvió a demostrar que el alfa de verdad está escondido en esas grietas del mercado que ni los propios de la Fed llegan a ver